Nuevo año, nuevos hábitos

Es usual que con la llegada del nuevo año deseemos proponernos nuevas metas o hacer nuevos propósitos. Este año queremos proponerles algo diferente: nuevos hábitos.


Es más fácil desear un objetivo abstracto (orden) que uno concreto (informes contables mensuales firmados con sus comprobantes totales digitalizados antes del día 8 de cada mes), porque la imaginación permite llenar los vacíos que tiene una palabra como “orden” y, a la larga, permitir justificar la indolencia en el compromiso alegando que eso nunca estuvo en el plan. Nada más sencillo que comprometerse a algo que luego uno sabe que podrá evitar. Mientras que si es preciso, como el segundo ejemplo, el compromiso es más fuerte porque es verificable y menos eludible. 


De la misma manera, es más sencillo desear un objetivo concreto (como el de los informes) que comprometerse con los hábitos que harán ese compromiso algo real y casi inevitable. La razón es sencilla: el objetivo está allá lejos, en la meta y es fácil pensar que si nos hemos desviado, ya pronto, en algún momento y de alguna forma, retomaremos el camino. Nada está perdido. El hábito no nos deja engañarnos: lo hiciste o no lo hiciste.  


Por eso, les invitamos a que se comprometan con tres nuevos hábitos que les queremos recomendar:


1.- Inventarios: Sea que se trate de herramientas, propiedades, libros legales o copias de documentos, el hábito de hacer inventarios permite detectar errores o faltantes. Una administración debe tener sus inventarios al día y verificarlos regularmente. La mejor forma de controlar esto es pedir la lista del inventario deseado y solicitar su validación presencial. Aún una verificación parcial aleatoria puede ser de mucho más utilidad que la fe ciega en un documento sin validar.


2.- Prácticas: Hay conductas que se repiten de forma muy frecuente (por ejemplo la entrada o salida de personas del condominio), pero otras son poco frecuentes (por ejemplo, evacuación de la edificación por activación de una alarma), pero ambas deben ser practicadas. No solo se trata de saber qué hacer en el momento (como la evacuación), sino de saber hacer lo correcto (ingreso al condominio), pues podría estar siendo reiterada una práctica incorrecta. Para asegurarse de eso, solicite a la administración verificar conductas de forma regular, preferiblemente sin aviso previo, por ejemplo, que la limpieza de la piscina sea documentada en video y luego revisada por una persona con conocimientos, o verificar en la entrada (ojalá de incógnito) que se estén cumpliendo con las rutinas y protocolos requeridos.


3.- Revisión de consistencia: Una orden que se indica proviene de un acuerdo de asamblea, ¿es realmente así en libros? Un total de una partida en un informe contable, ¿es realmente ese el total? El texto del Reglamento de Condominio y Administración que circula, ¿es realmente el inscrito? Simple: verificar aleatoriamente afirmaciones para corroborar que sean correctas. Si es un grupo de condóminos que pueden repartirse esta labor según sus conocimientos y habilidades, mucho mejor.



Una programación mensual de hábitos es una poderosa herramienta.

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