La confianza en la administración

 Es claro que los condóminos desearán elegir para su condominio a una persona o empresa en la que confíen. Lo que no siempre se analiza es en qué se basa esa confianza.

Es usual que se asuma, sin mucha reflexión, que la confianza se basa en cualidades personales, algo que la persona es. Se relaciona con honradez, rectitud, honestidad, integridad, etc. Todas virtudes elevadas y provechosas, pero que se limitan a la evaluación de lo que la persona es.

Eso tiene un problema y es que deja por fuera que hay otras formas en las que puede forjarse una confianza aún más fuerte y sostenible, como a través de los procedimientos mediante los cuales se ejecuta una labor.

Una persona confiable, es decir con valores personales elevados como indicamos, puede equivocarse. En ese caso, ¿dejamos de confiar en ella y trasladamos nuestra confianza a otra, ,así una y otra vez cuando algo salga mal? Eso se parece más a nuestra política, con el ciclo sin fin de confianza – dar el poder – traición – desconfianza – llegada de un salvador – confianza – dar el poder – traición – desconfianza – llegada de un salvador, etc…. Parece que nos regimos más por carisma y evaluación emocional, que por un procedimiento claro para alcanzar objetivos.

Esta evaluación emocional, además, podría provocar que una administración sea mal evaluada si impuso las normas y exigió el cumplimiento de los deberes de los condóminos, y a la vez sea bien evaluada por aquellos a quienes les relevó del deber de cumplimiento de las normas o de sus deberes y les permitió espacios de impunidad. Como un infante que, en su inmadurez, considerará buena a la persona que le da dulces y mala a la que le da verduras.

Fundar la confianza además en los procedimientos, permite salir de ese ciclo.

La administración que puede crear, mejorar continuamente y publicitar procedimientos para su gestión, permite ser evaluada no solo sobre la confianza personal (que es importante, claro) si no sobre su apego a esos procedimientos, y sobre la mejora continua de los mismos cuando haya errores. Porque es una realidad. Errores habrá. Sin embargo, si la confianza se basa, además, en procedimientos, será posible modificar procedimientos y mejorarlos para no volver a cometer los errores.

Esto puede permitir, además, espacios de evaluación más objetiva. Incluso, un condómino que no le agrade mucho la administración, verá más difícil su evaluación negativa si las metas propuestas fueron alcanzadas de forma eficiente y si esto se puede analizar y probar de formas medibles.

La confianza personal es importante, pero la confianza en los procedimientos es más amplia y fuerte porque incluso si alguien no confía en la administración, sin realmente un sustento si no meramente porque no le agrada, podrá de pronto sentirse más tranquilo de que en el tanto se cumplan los procedimientos, no habrá daños si no beneficios.

Diseñemos procedimientos que permitan salir de la evaluación meramente emocional, y que hasta aquella persona en la que no confiamos tanto, sea confiable por sus hechos.

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