Enfrentar problemas es una labor de equipo

En nuestra actual sociedad de la información, con interacciones sociales omnipresentes, tratar de llevar el papel del hombre completo del renacimiento que todo lo resolvía y sabía es un grave error.

Hace algún tiempo logré comprender el futbol americano y desde entonces me ha gustado mucho. Es un deporte complejo que requiere de habilidades muy distintas sólo posibles en equipo. La resistencia, tamaño (y peso) que tienen los bloqueadores es lo contrario de lo que ocupan los laterales o recibidores, que deben ser capaces de correr a velocidades impresionantes. El mariscal de campo por su parte debe reunir un poco todas las facultades, pero su papel es la capacidad de dirigir al equipo en esas hermosas jugadas y estrategias que en la pizarra se veían muy claras pero que en el terreno pueden no ser tan sencillas. Además, a cada momento el escenario puede cambiar, pues un marcador de catorce puntos de diferencia que en otros deportes es casi fulminante, puede ser volcado rápidamente a favor del aparente perdedor, con puntos que pueden provenir de velocidad, capacidad de escaparse o de robar la bola, excelente puntería en los tiros manuales o patadas precisas.
Cuando una administración de un condominio enfrenta un problema debe hacerlo de la misma forma y con todo el equipo. Debe promover un juego amplio en el que participen comités específicos, o al menos una Junta de apoyo, debe contar con la Asamblea, con adecuada asesoría legal y estratégica, y hasta con ciertos condóminos que son puntos clave de comunicación. No debe de tratar de resolverlo por sí sola en todos los casos.
La Junta o los comités específicos deben ser los que le permitan a la administración filtrar y moderar muchos de los comentarios, quejas, sugerencias y consultas ya que ellos conocen mejor que la administración la cultura organizacional del condominio. Llevar a cabo planes complejos o llamadas de atención algo complejas sin apoyo de este órgano es un error que se cobra caro y se paga con errores e ineficiencia.
La Administración debe ser la que aporte los insumos de la decisión, debe conseguir toda la información (y si es posible siempre hacer una recomendación de acción) y debe de buscar obtener siempre una decisión final, sea a favor de la acción, de postergación a una fecha o una decisión previa determinada (como una Asamblea de Propietarios), o no actuar del todo.
La Asamblea de propietarios es la que finalmente debe de decidir en muchos asuntos y sobre todo en los más esenciales como obras constructivas, reglamentaciones y llamadas de atención delicadas. Ni la Junta ni la Administración deben de sustraer este deber de la Asamblea que es la esencia misma de la democracia condominal.
Si la Administración se siente atrapada entre dos posiciones y el Reglamento no le da la respuesta muy seguramente está evadiendo el trabajo en equipo. Será víctima de presiones de imagen, descritas en el refrán: “El que tiene más galillo traga más pinol.”

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