Crisis de imagen de la administración
Cuando se ejerce el poder, cualquiera puede ser objeto de críticas; algunas muy fuertes.
En asambleas de condóminos son frecuentes varios reclamos: fallas de proveedores (en especial la seguridad con su casi permanente irregular seguimiento de los protocolos de seguridad), decisiones que no se han ejecutado, y problemas de comunicación: desde decisiones que no se comprenden, hasta el casi también tradicional reclamo de los correos electrónicos sin respuesta.
Sin embargo, hay hechos como un atentado a la seguridad o un distanciamiento de la administración con comités de condóminos, que crean un ambiente en el que hay pérdida de confianza en la administración: se duda de que sepan lo que está haciendo o de que tenga la capacidad de enfrentarse con situaciones determinadas. Grupos internos luchan, a veces con éxito, por quitar ese poder a la administración. Mientras, los condóminos dudan y algunos aprovechan para faltar a sus deberes económicos.
La administración, por su parte, se siente acorralada, temerosa y se encierra en (más) ausencia de comunicación; o a la inversa, empieza a ejercer poder vistosamente con decisiones impopulares, solo para comunicar quién está a cargo, aunque genere rechazo con ello.
Esto es una crisis de imagen de la administración. Es distinta de la crisis de institucionalidad en la que se desconfía de las normas o se cree que bien no son obligatorias o no existen. En la crisis de imagen de la administración, se sabe que existe un reglamento y normas, pero se desconfía de la capacidad o integridad de la administración en el ejercicio de su poder. Cuando hay una crisis de institucionalidad y una de imagen juntas, ésta última debe atenderse primero.
Enfrentar esta crisis puede hacerse si se ha hecho la tarea previamente, que consiste entre otros puntos en:
- Establecer índices de referencia: si los deberes están claros, documentados y es posible medirlos, es posible enfrentar una crisis de desconfianza sobre la prueba de una gestión sólida y medible.
- Conocer su mapa político: si se ha categorizado a los condóminos, residentes y proveedores por su tipo y grado de influencia, es posible contener y controlar los brotes de desconfianza según los efectos que tendrán, ya previstos.
- Control de la impunidad: si se ha ejercido el debido proceso para sancionar a tiempo y esto puede probarse, es posible impedir que un problema se propague a otros lugares de impunidad acumulada.
Estas y otras herramientas son las que los administradores de condominios aprenden en los módulos de capacitación.
Visítenos en la Academia Doctor Condominio y haga ahora su tarea, antes de que llegue una crisis de imagen.